EL HOMBRE EN EL ESPACIO:: CADA VES DAMOS UN PASO MAS Y MAS

jueves, 1 de noviembre de 2007


LA VIDA EN EL ESPACIO : Entrenamiento , convivencia , comunicacion

Detrás del trabajo de un astronauta hay meses de entrenamiento, pero también miedos, posibles secuelas y un salario exiguo. Así es su vida íntima en el espacio

Meses de entrenamiento, bajón emocional, preparación psicológica para cualquier adversidad, aislamiento del resto del mundo, falta de reconocimiento económico, emociones fuertes, miedo... Así son la vida y las emociones de un astronauta antes de dejar la Tierra y después de volver a ella. El viaje al espacio es una experiencia tan cargada de adrenalina como de temores. Todos sabemos cuál es la misión de un astronauta cuando deja este planeta, ¿pero cómo vive una experiencia por la que pocas personas en el mundo han pasado? ¿Cuál es la carga emocional y económica para su familia? ¿Sufren los astronautas secuelas físicas o psicológicas después de las misiones espaciales? ¿Reciben sueldos millonarios?
Al regresar a la Tierra, muchos tardan semanas en recuperarse. La labor que desarrollaron en el espacio es hasta tal punto estresante que volver a casa trae consigo una sensación de relajación que puede llegar a desembocar en una enfermedad. Durante el viaje espacial, estos científicos son mas que nunca dueños de cada uno de sus movimientos. Si algo sale mal, desde aquí abajo sólo pueden recibir consejos; las decisiones finales son exclusivamente de ellos. Por eso, muchos dicen que la vuelta a casa trae consigo una desorientación total en el plano fisiológico y una sensación de cansancio y abatimiento absolutos. (Foto estación espacial rusa Salyut, lanzada en 1971)

• Se seleccionan personas que no tengan claustrofobia

Los ejercicios preparatorios son muy intensos y la salud debe ser de hierro. Por eso, para el viaje espacial se seleccionan personas que no sean propensas a sufrir enfermedades ni tengan claustrofobia. Por tal motivo, el círculo de candidatos se reduce bastante con estas condiciones. El gran sueño de muchos astronautas es que algún científico llegue a inventar un sistema o medicina que impida los mareos y la sensación de desorientación durante las primeras seis u ocho horas de vuelo, las más peligrosas del viaje, y a las que acompaña una insoportable tensión ante un riesgo de explosión.
¿Pero qué ocurriría si uno de los tripulantes contrajera una enfermedad durante el tiempo que está en el espacio? Unos ocho días previos de aislamiento ponen a los tripulantes a salvo de cualquier enfermedad contagiosa. El acercamiento a ellos sólo está permitido tomando ciertas medidas de seguridad, como vestirse con unos trajes apropiados y cubrirse la boca con una mascarilla. Las revisiones médicas son frecuentes. No obstante, hay todo tipo de medicinas a bordo, además de un desfibrilador, un aparato para medir la presión y conexión directa con un médico, disponible las 24 horas, que está en la Tierra.

• Los astronautas cancelan sus celulares antes de partir


Hacer un pequeño testamento es una opción a la que todos los astronautas recurren antes de viajar al espacio. Hay un 98 por ciento de posibilidades de supervivencia, pero el 2 por ciento restante es muy real. Muchos anulan su correo electrónico para no tener que contestar cientos de mensajes a su regreso y otros cancelan sus teléfonos celulares.
Otra cosa con la que los astronautas no tienen que lidiar es con los seguros de vida. Primero, porque no existen beneficios especiales para los familiares de astronautas que mueren durante una misión espacial. De hecho, el seguro de vida a través de la Asociación de Beneficios a Empleados de la NASA contiene una cláusula específica de “no pago” si la “muerte resulta o es causada al volar como tripulante o pasajero en un transbordador espacial”. Estos son términos que todo astronauta acepta desde el comienzo. Por otro lado, ninguna compañía aseguradora haría un contrato con un astronauta por un precio razonable. Según Sean O’Keefe, ellos reciben los mismos beneficios por muerte que cualquier otro estadounidense que arriesga su vida en zonas de guerra o en el desempeño de otros servicios al Gobierno, esto es, aproximadamente unos 200.000 dólares.
No obstante, cuando llega la oportunidad de una misión, es el momento de máxima alegría. Para ellos viene a ser como ganar la lotería, especialmente si se trata del primer vuelo de un astronauta. Y es que resulta toda una satisfacción después de años de duro entrenamiento y con frecuencia viendo pasar por delante a varios de sus compañeros. En ese momento, los científicos se olvidan de los problemas y se someten a cuantas pruebas sean necesarias. Haber pasado esa especie de casting ya es suerte suficiente. Se trata, desde luego, de un sueño hecho realidad, ese que tantos niños imaginan en algún momento de su infancia: llegar a ser algún día un astronauta.

En el espacio también se producen huelgas


Por este y otros motivos, en el espacio también hubo huelgas. La primera tuvo lugar en la antigua estación Skylab, donde los tres astronautas se negaron a trabajar durante 24 horas, según ellos por el control al que fueron sometidos.
Ante este cúmulo de tensiones, riesgos y dificultades sería lógico pensar que los astronautas reciben un plus económico por peligrosidad. Nada más lejos de la realidad. Su salario es el mismo en la Tierra que en el espacio. El astronauta español Pedro Duque aún recuerda los 25 dólares de dietas que le dieron por el viaje de Houston a Florida desde donde despegaría en su primer vuelo espacial. “Todos nos quedamos con el tiquet de recuerdo por lo anecdótico del asunto. Eso da una idea de todo lo demás”.

•Siempre existe el riesgo de sufrir una depresión :
El veterano astronauta retirado John Blaha, uno de los primeros en convivir en la Mir con dos cosmonautas, admitió cómo sucumbió a ella. Para empezar, poco antes de comenzar la misión cambiaron la tripulación rusa con la que había estado entrenando. Blaha llegó a la Mir sin conocer a sus compañeros. La estación, una maravilla tecnológica, no obstante estaba plagada de problemas: las ventanas estaban llenas de hongos, la ducha no funcionaba y no había espacio para nada. Pero lo peor fue cómo perdió su confianza en los controladores de Houston, un problema que ha estado presente históricamente en casi todas las agencias espaciales. Los controladores le asignaban tareas constantemente y muy pronto Blaha se encontró durmiendo menos de tres horas por día.

Noticias importantes

Domingo, 28 de Octubre de 2007
Astronautas del Discovery comienzan segunda caminata espacial de la misiÃn

Los astronautas Scott Parazynski y Daniel Tani, tripulantes del Discovery, iniciaron hoy la segunda de las cinco caminatas espaciales de la actual misión del transbordador estadounidense, acoplado desde el jueves pasado a la Estación Espacial Internacional (EEI).Los dos astronautas salieron al espacio exterior y tienen previsto permanecer fuera de la plataforma orbital unas seis horas y media, comunicó el Centro de Control de Vuelos Espaciales de Rusia, según la agencia Interfax.Entre otros trabajos, Parazynski, quien realiza su segunda misión en el espacio exterior durante este vuelo, y Tani deberán transportar un viga que soporta un grupo de paneles solares de la estación, operación necesaria para añadir nuevos laboratorios a la EEI.El viernes pasado, en la primera caminata espacial, fue instalado en la plataforma espacial el módulo presurizado Harmony, de fabricación italiana.El nuevo espacio habitable de la laboratorio orbital, con un masa de 16 toneladas, tiene el tamaño de un autobús escolar y servirá para conectar dos nuevos laboratorios, el japonés "Kibo" y el europeo "Columbus", que serán enviados a la EEI en los próximos meses.Estos trabajos son una continuación de la expansión de la EEI, un proyecto de 100.000 millones de dólares en el cual participan 16 naciones y que ha mantenido tripulaciones en órbita, en turnos de cuatro a seis meses, de manera permanente.Esta misión del transbordador Dicovery, comandado por la ex piloto de la Fuerza Aérea coronel Pamela Melroy, se ha planificado para que dure dos semanas, e incluye un relevo de personal en la EEI, ahora al mando de la astronauta estadounidense Peggy Whitson.


Domingo, 28 de Octubre de 2007

Concluye segunda caminata espacial con traslado viga de 17 toneladas de peso


La segunda caminata espacial de la actual misión del transbordador "Discovery" concluyó hoy tras seis horas y media en el espacio durante las cuales los astronautas Scott Parazynski y Daniel Tani han recolocado una viga de unas 17 toneladas de peso.El "Discovery" está acoplado a la Estación Espacial Internacional (EEI) desde el jueves pasado.La caminata, que fue coordinada por el astronauta italiano Paolo Nespoli, comenzó a las 09.32 GMT y concluyó a las 16.05 GMT.Parazynski, para quien esta ha sido su segunda ocasión en el espacio exterior durante esta misión y Tani, transportaron la citada viga y ayudaron a Stephanie Wilson y Doug Wheelock, en la EEI, a guiarles con el uso del brazo robótico para terminar de separar la viga que soporta un grupo de paneles solares de la estación.Dicha operación es necesaria para añadir nuevos laboratorios a la EEI.La viga será instalada en su ubicación definitiva en la caminata espacial que se llevará a cabo el próximo martes, que será la tercera de la actual misión.El viernes pasado, en la primera caminata espacial, fue instalado en un lugar provisional en la EEI, el módulo presurizado italiano "Harmony".En la caminata llevada a cabo hoy, los astronautas también colocaron varias barandillas de sujeción al citado modulo y un accesorio especial que permitirá que el brazo robótico de la Estación Espacial Internacional lo pueda trasladar y colocar en las próximas salidas extravehiculares, en su lugar definitivo.El nuevo espacio habitable de la laboratorio orbital, con un masa de 16 toneladas, tiene el tamaño de un autobús escolar y servirá para conectar dos nuevos laboratorios, el japonés "Kibo" y el europeo "Columbus", que serán enviados a la EEI en los próximos meses.A lo largo de la caminata de hoy los astronautas repitieron en numerosas ocasiones a la mesa de control de la NASA en Houston que la "tarea no es nada fácil, nada".Pese a que en numerosas ocasiones se oyó a los astronautas suspirar por cansancio y la NASA pedirles que descansaran, también hubo momentos para las bromas cuando durante el traslado de la pesada viga le pidieron a sus compañeros en la EEI que tuvieran cuidado."No la dejéis caer!!!", se les oyó exclamar.A lo largo de la misión de hoy, Tani también se encargó de revisar una junta rotatoria de uno de los grupos de paneles solares de la EEI que se atasca.Tras analizar la junta, Tani explicó que efectivamente la junta presentaba daños y que tenía "aspecto de desgastada", lo que podría explicar por qué dichos paneles no se pueden desplegar.Además revisó la posibilidad de que hubiera salientes afilados en uno de los raíles del brazo robótico.El pasado mes de agosto durante la misión del "Endeavour" la NASA se vio obligada a interrumpir una de las caminatas espaciales cuando uno de los astronautas notó que su guante tenía una fisura debido, a lo que la NASA, cree que fue un saliente afilado.A lo largo de la caminata de hoy y debido a ese problema, en numerosas ocasiones el control de la misión pidió a Tani que se mirara los guantes para detectar posibles daños en los mismos.Otro de los momentos simpáticos de la caminata espacial de hoy se produjo cuando Tani fue avisado de que se podía ver a través de las nubes Irlanda, momento que aprovechó para saludar con la mano a sus amigos y familiares que viven ahí.Tani conoció a su mujer en dicha localidad cuando jugaba al golf en Cork."Está nublado porque es Irlanda! No veo el momento de volver y compartir todas mis vivencias con ellos", dijo el astronauta, que también saludó a sus familiares en Lombard (Illinois) al sobrevolar la zona.Tani es natural de Pensilvania pero considera Illinois como su tierra.Estos trabajos son una continuación de la expansión de la EEI, un proyecto de 100.000 millones de dólares en el cual participan 16 naciones y que ha mantenido tripulaciones en órbita, en turnos de cuatro a seis meses, de manera permanente.Esta misión del transbordador Dicovery, comandado por la ex piloto de la Fuerza Aérea coronel Pamela Melroy, está previsto que dure dos semanas, e incluye un relevo de personal en la EEI, ahora al mando de la astronauta estadounidense Peggy Whitson.La siguiente caminata espacial, la tercera de la actual misión, está prevista para el martes a las 09.28 GMT y las misma será realizada por Parazynski y Wheelock.



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